sábado, 5 de marzo de 2011

Añadir vida a los años, no años a la vida

El espacio de encuentro entre una población que envejece de forma activa y un desarrollo tecnológico, ambos evolucionando de forma exponencial, ha de producir un nuevo reajuste en los parámetros sociales. Y entre estos surgen problemas y oportunidades. Problemas existentes y otros nuevos, provocados por el cambio tecnológico, y todos ellos susceptibles de ser enfocados en base a nuevas soluciones. Es decir, en innovaciones que presentarán distintas formas; unas lo serán de productos, dispositivos, aparatos de información que se adecuen a nuevas situaciones y necesidades de una población más envejecida que continuará siéndolo durante años al reducirse la tasa de natalidad y hacerse estable, y al alargarse la esperanza de vida. Y todo esto dentro de una nueva generación de personas que envejecen desde una posición activa, con un bagaje tecnológico nuevo y unas condiciones físicas mejores, que esperan un envejecimiento en base a la calidad de vida, a la que la tecnología puede contribuir muy especialmente.

Este espacio de innovación será sobre todo un espacio de servicios en tanto que la atención y cuidados antes intrafamiliares se desplazan hacia los servicios externos que han de ser cada vez más profesionalizados, acorde con una extensión del conocimiento de las personas acerca de su salud y de la de los próximos.
Por último también se producirá una innovación, quizás la más importante, en los modos de organización social a través de nuevos modelos de relación para compartir recursos, atención y disponer de un tiempo de calidad a lo largo de toda la vida.
Este es sin duda un tiempo de oportunidades que requiere de la inteligencia colectiva para que todas estas propuestas se enfoquen hacia una mejora real de las condiciones de vida de todos, haciendo valor del conocimiento técnico y social que poseemos cada vez en mayor medida.
Consideraciones Generales
El envejecimiento es el ámbito en el que se produce la convergencia entre la e-salud y la e-inclusión, y, al mismo tiempo, también es la mayor oportunidad de mercado, así como el mayor reto en términos de innovación. Por consiguiente, es a la comprensión de las cuestiones relativas al envejecimiento al que se deben dedicar los mayores esfuerzos. En este sentido, también hay que destacar que hace falta una fuerte comprensión social de lo que significa el envejecimiento, insertado en las realidades culturales que conforman España.
El segundo área en el que coinciden la e-salud y la e-inclusión es el de la prevención y todos aquellos servicios que permiten una mayor calidad de vida sin hospitalizaciones innecesarias. La coordinación entre salud y asistencia se revela por tanto como una cuestión altamente necesaria.
Existe ya un fuerte impulso político (España) en el ámbito de la e-salud y, más incipientemente (Europa), en el ámbito de la e-inclusión. Por ello, se debe contar de forma muy significativa con las administraciones públicas en el ámbito de la e-salud, mientras que el ámbito de la e-inclusión, ahora que comienza, requiere una mayor conexión con las iniciativas europeas, de tal manera que exista una alta coordinación desde el principio, y un distinto balance público – privado.
Se requiere una fuerte coordinación entre la e-salud y la e-inclusión, para lograr servicios a los usuarios que no sean fraccionarios, complejos de utilizar, y evitar que den lugar a situaciones de vacío y desamparo.

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